poema de Matías Aznar




La única capacidad que anhelo de corazón es la de poder borrar y borrar las cosas que veo, disiparme, llegar a una zona de blancura, una zona neutra.
No tener pensamiento= felicidad. No tener actitudes= felicidad. No tener registros.
Mis gustos se reducen-mas o menos a estas alturas del siglo-
y así dando vaivenes entre buses y objetos cemento y mugre
a la poesía, y sus variantes,
es que la poesía es una gran casa, esto es una confesión, que se habita o se aleja de uno=
hasta que termina siendo tu casa= tu yo
y a la cerveza es también otro punto interesante, y sus variantes, a caminar y conversar, y sus variantes.

Pero mi curiosidad es excesiva,  aunque no siempre está demasiado despierta a todos los temas

se abre y vuela siempre, rastrea y rastrea busca modos de llenar su eterno vacío, su hambre.

Por ejemplo, me interesa la cuestión política del país, pero hablar de ello me aburre profundamente,
me da náusea y sueño tener una certeza:
existes esos hombres de sacos y amigos, que beben el humo violeta de sus puchos y conversan de cómo guardarse más dinero.
(Estos versos mecanografiados en una lentium
no hacen sino corroboran el grado de poder del que versa=
enuciar la cartografía de su propio desconcierto)

Me interesa el cine pero no hablar de cine,
me interesa en realidad el cine de los sentidos puros, su diálogo absoluto conmigo mismo,
y ya que no existo, su diálogo con los que soy a veces
entre las cuatro o las cinco
cuando por el óvalo Guitierrez pasa una hermosa muchacha cantando canciones que olvidaré

qué no sé dónde empezó ni cuando terminará
es un asunto que no me incumbe
no temo morir,
aunque ello no se pueda remediar,

jodidisimo Matías,

¿Esto está bien o está mal? La moral de tus versos
solo es arena de otro costal. Existen los patios,los cordeles,
el ají de gallina y la geografía del trabajo...


Zoo humano.
A estas horas siendo adolescente,
volverías de caminar o de conocer a alguien, el tiempo entonces no fluiría de modo desmenuzado,
sería solo un golpe en el pecho
el sudor de otro cuerpo que titila, su continuidad,
su aliento


Un modo de precipitarse
y nuevamente te reirías de cosas que haces, sentir demasiado era tu oficio,
sentir demasiado y demasiado, y sus variantes.

Perder el tiempo es un oficio
Anónimo en todo caso y que requiere días y semanas, estoy demasiado programado a la actividad, tiempo que no me dedico a la contemplación.

Reviso mi cuerpo. Mis dedos. Los dedos tienen una geometría que me bacila.

Mis dedos que ignoran sin remedio lo que no cesa,
la baba dorada con que escribo tu nombre en mis papeles amarillos.

Ordenarse es primero, lo demás aire.Buscar
un trabajo, un oficio, empezar por un negocio en casa.

Pero de esto no quería hablar. ¿Por qué necesitas interesarte o divertirte?

Asumo que siento que la fiesta es esencialmente interminable, demasiado.

Este cuerpo se te va a terminar, este calor, este sudor, tendrás otros oficios. Ni modo.


Dejo a otro el precipicio para volver a mirar el vacío.
O hundirse en otros.
O salir a la noche despavorido, intentando sacudirse de tanta energía, de tanto color, de esta fiesta de andar vivo y ver el vacío y volver a re mirar y re mirar.


Si miro al cielo no hay dogmas.
Nomeinteresaseraceptado.

Esto no es sabiduría. Es mover los dedos del píe. Es una respiración. El receloso animal que me habita.


No hay nadie que aguante demasiado esto.
Veo el facebook con asiduidad, ¿Qué busco?
Bajo y re bajo. Veo fotos, escenas de una novela escribiéndose, escenas de cosas, partidos, preguntas, deambular, drogas y demasiado sexo, poca poesía, poco amor.

Insisto en el amor=cuarto de espejos rotos según
aquellos versos de Oscar guardados en Word.

La ternura no da para tema de conversación.
El disfraz es cambiable. Sentir es un delito. Detrás
de todas las máscaras siempre yo:
el niño que miró a Dios en un vaso.


No pertenecer a nada. ¿Hay una estética detrás de los nuevos grupos que se forman y reclaman sus derechos?

Creo y descreo. Me entiendo más con autores de otros siglos, o con locos o poetas.

Mis amigos están demasiado viejos para esto. Se la pasan pensando en el futuro.

No puedes seguir en tu circo desvaído y roto. La poesía es amiga inagotable, incorregible, ínsita, dice Martín Adán por ahí creo y no se equivoca.

A dónde ir con esta pasión, este gusto, sino al siguiente verso,
a ese que te redescubra total y te someta a dejar de fluir,
este deseo que no es ya sino tu destino u oficio.
Ni modo. Callarse. 


 CALLARSE? Pero ahora estoy callado.
 

Me gustaría despertar en un lugar donde no conozca a nadie. No tener nombre, no recordar nada.

Pero siento que esto es demasiado fácil. Deambulo por la noche y no existe este paisaje raro. Solo lo que veo existe. Pensar es estar enfermo con los ojos. Demasiada neblina.

¿Qué significa conversar? Aburrimiento, jueves, 2017.

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