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Mostrando entradas de marzo, 2017

Luis Cernuda

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Luis Cernuda hablaba de la realidad y el deseo, del encuentro entre los deseos y la azarosa realidad, que no tiene medida ni orden, solo sucede no bien abrimos los ojos ya estamos ahí, en ella, en el "ello", y ese encuentro, es la roca dura contra la que se arroja el aire de lo que uno observa.Tal vez. Luis Cernuda es un libro grueso de tapa dura azul con la foto de un rostro de joven con bigotitos pequeños. Es también la voz de alguien perturbado en la orilla propia de su fantasía y su deseo. Reviso mis viejos cuadernos de apuntes líricos y encuentro esto: "Martín Adán no existía: solo el sueño de creer su propio punto de vista, que es el sueño con el que se desarrolla a fondo la identidad y dónde yace también la paranoia. Ayer me encontré con un muchacho, Luis Cernuda. Te lo cuento porque creo que la voz de tus poemas te hacen mi amigo, un amigo cercano, es una voz que me recuerda a la mía propia y en la que leyéndote me leí demasiado y aprendí. Creo que tenemos

PLAN B

Tarde con el viejo. Comemos en Bembos. Quiero guardar la oscuridad de su rostro, ese velo de sombra tenue que le daba la ventana. Veía las marcas. Pronto mi frente tendrá rayas, marcas, caminos de piel. Veo al viejo. Me explica que uno deja de ser muchacho cuando muere su padre. Pensamos en el abuelo. Yace enterrado en el Norte. El norte está demasiado lejos y papá me cuenta que lo piensa a diario. El Norte está lejos, pero el abuelo flota en él. Me gustan las papitas del Bembos. Es la primera vez que como en un Bembos. Generalmente cuando tengo dinero me compro libros, o como algo, es decir, lo despilfarro. Soy un desordenado. Sin mi pasión me sentiría en la ruina. Soy un desordenado. Me gustan las papitas. Delgadas y bien fritas. Como despacio, respirando hondo, porque generalmente cuando como algo lo hago tan rápido que me ahogo. Entonces respiro, siento la lechuga. Está fea la lechuga. Prefiero la carne. O el tozino encolchado en el queso. Lo como lento. Mi papá baja y t

poema de Matías Aznar

La única capacidad que anhelo de corazón es la de poder borrar y borrar las cosas que veo , disiparme, llegar a una zona de blancura, una zona neutra. No tener pensamiento= felicidad. No tener actitudes= felicidad. No tener registros. Mis gustos se reducen-mas o menos a estas alturas del siglo- y así dando vaivenes entre buses y objetos cemento y mugre a la poesía, y sus variantes, es que la poesía es una gran casa, esto es una confesión, que se habita o se aleja de uno= hasta que termina siendo tu casa= tu yo y a la cerveza es también otro punto interesante, y sus variantes, a caminar y conversar, y sus variantes. Pero mi curiosidad es excesiva,  aunque no siempre está demasiado despierta a todos los temas se abre y vuela siempre, rastrea y rastrea busca modos de llenar su eterno vacío, su hambre. Por ejemplo, me interesa la cuestión política del país, pero hablar de ello me aburre profundamente, me da náusea y sueño tener una certeza: existes esos hombres de sacos y amig

carta de Matías Aznar a Julio Barco

Muy buenos días señor Barco, quiero dirigirme a usted por este medio para darle una respuesta a las diferentes escrituras que viene usted vertiendo dentro de su blog. Primero, creo que usted mantiene despierta una imaginación desbordante, que le hace mirar la poesía en todo. En mi cas o , señor, yo profesor de Lengua y Literatura, debo también filtrar en el caldo de cultivo algo de deportes, amigas y cierta diversión de fin de semana. Eso exige la rutina limensis, en el marco de este siglo. Veo su preocupación por respirar y escribir poesía, cuando en realidad es un trabajo inmerso en la soledad. Por su verborsidad intuyo que usted lee cuando camina cierta trama invisible que cree reconocer y que se mueve por debajo de la realidad que observa. Sus trabajos me hacen pensar en las vicisitudes de arte en una época dónde ya no se genera ningún tipo de espera, ni esperanza. Por qué habría usted esperarla. Por su prosa poétizada veo sus lecturas -Gonzalo Rojas, algo de la tradición perua

hipostasis

Hay como dos rutas en la poesía latinoamerica actual : una va por el lado de la búsqueda de una "realidad", ¿Un ello? O una ética frente a este mundo desaforado, a un discurso abierto y autoconciente, pero enrevesado (O sea, en verdad no sé por qué a un peruano, nacido en La Victoria, a estas alturas de la noche se le da por plantearse esos asuntos, esto en verdad me extraña) Pero veamos, parece que hay una resistencia (si revisan ciertas entrevistas verán que hay una forma de entender la poesía que va quedando de lado: en las entrevistas a Miguel Ildefonso, a Gonzalo Rojas, a poetas como Oscar Málaga, hay una suerte de respiración ajena a estos fluidos juveniles.  Es curioso como en esa onda de cosas el poemario El hombre elegante y otros poemas encaje tan bien dentro de las dos visiones, dentro de la que se cree vital como un núcleo o un suceso. No puedo evitar confesar que cuando leo un poema espero ese absoluto, ese nuevo todo que me reafirme las cosas, pienso que algu

jarchas

Què se dice detrás de los poemas siempre me he preguntado pero a nadie le digo porque no vayan a pensar que me la paso pensando cosas ingenuas que no se leerme a mi mismo como tranquilo estas noches el verano fecunda el cuerpo delicado de los paisajes este cuaderno verde terminará entre tus manos después de una serie de cosas que pienso creo estar tranquilo algo cansado pero nunca tan jodido como cuando salgo de uno y otro apuro, me viene bien este andar nuevamente este pedaleo diario este aire que le hurte a las constelaciones porque de pronto qué hacer sino ser diario, porque yo me aparto de mi yo y regreso, lo encuentro abierto, nunca encuentro la forma de cerrar las ganas que tengo de ser todo, de ser esa película esa canción esa escalera esas manos ese deseo de ser el polvo que los perros esparcen aunque a veces todo se nuble como ahora que me acuerdo de que ya es tarde y se agota la batería de la laptop. Esos poemitas de Fabían Casas son interesantes.

deseorealidad

Puedo decir lo que me da la gana en mi poesía Cantar Bailar Atolondrarme Vivir Lo que sea como por ejemplo preguntar a estas alturas del siglo, a estas alturas del universo en qué andamos  ¿qué es lo que más importa en la vida? ¿este peregrino quehacer diario de revisarme las imágenes mentales? Que se pasea, qué es, dime, si lo sabes envíame un mensaje, qué es lo que más importa en la vida. ¿Ver culos o leer la Biblia? ¿Drogarse o tener un negocio propio? ¿Establecerse con una sola muchacha o saltar peregrinamente en todas? Hablas de tu soledad y no la conoces, porque le tienes miedo. Pero tampoco importa. Porque ahora oyes el tictaqueo de tu cuerpo, el único que responde, voces en la calle. Te sorprenderá saber quién escribe esto. No hago doblar papeles, silabear honesto y libre. Vamos a ver qué pasa.  El universo puede estar vacío pero no tu canción hecha de cosas que sientes pero de nada más. No interesa este ir y venir del carajo.

El libro libre

Usted es libre de hacer o decir cualquier cosa dentro de este libro. Aquí no hay cosa que sea vista desde el punto moral: este libro acepta el vacío de sentido y que, digámoslo seriamente, se acepte que una boca sea roja. Este libro se pinta la cara. Usa maquillaje. Puede tener un rostro y otro. No está decidido a renunciar a entrar a la almohada, ser un zapato, se las escaleras oscuras, ser un balcón de madera. En este libro no hay programas que se hayan construido solo una gran hoja blanca donde usted puede poner lo que sea. Lo que usted diga se hará realidad. Este libro es puro fulgor: es una máquina de hacer feliz. Este libro tiene una programación neurolingüística que lo hará feliz o triste según usted desee. Como lo desee. En el grado que desee. Este libro es consigo mismo. Es la calle donde camino. Es el almuerzo, la cena. Esta ortografía, desde las épocas en que nació la pena y las monedas con que pago una cerveza en lata. Y nada se nombra. Este libro nombra todo nue

cosas que suceden

Reviso mis poemas antiguos y me siento una mierda. En todos pegué algo de la gloria y la muerte, algo de mi chusco corazón, algo de los dedos y los días, las historias de un entenado en su propio país de cucarachas. No me siento un lenguaje. Siento que todos se rompen y abren. Me siento una forma, una sensación, solo un pulso pero ya diciendo esto dejo de sentir lo que creía que era y así sucesivamente va remando este sabor de sentirse simplemente un desordenado, impaciente, un ser humano encerrando en carpetas amarillas. Todos esos poemas fueron escritos en word, entre los 15 y 25 años. Contienen amores, arena, playas, cuerpos y canciones. Contienen como pasajes. Como momentos. Son como una sola gran lágrima que separa esas fechas, olvidables en todo caso, Solamente arena entre arena. Un poco del dolor y del ceviche. Quisiera encontrar una casa hoy. Una casa deshabitada. Entrar en ella. Sentarme solo en frente a una ventana de luz muy blanca. Dejar de escribir

aburrirse

Ser una opción. Del ruido y del mundo. Una pieza más un cajón un zapato debajo de la cama. Cambiando de tono, un cuarto y nuestros cuerpos apretujados. Pero de todo esto que se hace con la carne se ha escrito demasiado. Pronto me iré del país. No sé a dónde. Nunca lo tuve planeado. A mis 25 años nunca he viajado en avión. Debe ser raro. Mi barrio es pequeño. Tiene sus perros, su invencible costumbre de volver a casa. Los muchachos que siguen en la esquina manifestando su vida, lo lascivo de sus bocas. Y niñas regadas en la calle. Crecen personas. Quisiera abrirte mi corazón, que sepas que me mantuve herido de sábado en sábado Pero de todo esto no quisiera hablar porque cuando leo poemas como el que ando escribiendo me dan ganas de romper mi laptop y correr a un parque. El pasto me hace pensar en la posibilidad de brillar. Llegar a ser ese verde. Ese maravilloso deseo. Saber que todo esto es un cúmulo de sensaciones orbitando sin ton ni son en una circunstancia

manar

Siento medio soso el discurrir de estos apuntes. Mejor no releerlos.Dejar que se aglomeren nomás, que se amontonen. No hay con quién hablar de algo literario y aburre un poco el mismo juego de los espejos y laberintos. Por lo general, los que hacemos poesía en este país somos víctimas del ridículo. Todos lo tenemos. Porque de qué modo se explica que le demos tanto tiempo a ese juego de nombrar y nombrar el mundo, o dizque eso, o tal vez solo palabrear. Hay debates, se quiere encontrar una forma de establecer una antigua unidad. Todos hablan, todos podemos hablar y almacenarnos. Esto ya no es para mí ni para ti es para el que ande por ahí navegando en el propio alcohol de su laberinto. En estas andamos metidos. Este juego bobo. Desearía tener otras formas de acabar con mi tristeza. Digo todo esto y sin embargo siento tan lejano lo que digo de lo que quiero ser, o soy ahora, en este lenguaje. Por lo general las palabras me ayudan a verme. A existir un rato. A volver a reconocerm

miedo

a tener cáncer o sida o que le pase algo a mis hermanas y a mi madre o abuela. Hay vientos de nuevos cambios. Se sabe lo que es la soledad, estos días se conoce la soledad y no hay demasiado debate al respecto de ningún tema. Dinero, corrupción, aburrimiento, recuerdos= un cúmulo de aire. Camino entre las calles de Betania entre calles y rejas que se cierran temprano. La forma de llegar al otro como un estrecho camino de situaciones. Dejamos rastros. Sin interés alguno. Una forma de movimiento entre las otras sombras. Una marejada en el océano. Volondrón. Y hay tanto por leer y aprender todavía, y tanto desorden. Ayer hablaba con una amiga, tú no la conoces. Estábamos saltando de un tema a otro cuando llegamos a ese vivir en lo incierto. No saber qué harás mañana, sin trabajo seguro y tener algo que te respalde. Es lo que más apremia a mis vecinos y vecinas su estabilidad económica. Que luego termina encauzando su vida. Hacemos negocios y ponemos una buena sonrisa. Hablamos en dimin

miércoles

Miércoles de un año cualquiera. Las cosas demoran en darse. No se comprende bien el asunto. Estar vivo es un tráfico diario de sensaciones. Asechas tu viejo yo como un perro alrededor de un hueso, lo entierras, dejas que se fosilice, lo desentierras. Está bien dejaré de citar poemas cuando hablo e iré a buscar un buen empleo. Eso da para llorar. Ves tu cuerpo delgado y tus ojos. Qué rostro reconoces. Ninguno. En todo caso, hay variantes. Es adrede todo. La noche y el movimiento de los árboles, la geometría y su peso en el papel. Descubren nuevos planetas. Con vida. Las señoras que venden jugo de naranja conversan al respecto. De repente tienen un solo ojo y no tienen pena. Que tristeza. Regresar mirando el aleteo de la vida del barrio. Un animal que no agoniza. Es un día de verano, de esos que se extrañan y cuando llegan sabes que lo aprovecharas. No estarás en reseteando tus ojos durante el día. Se muestra como lo quieres: holgado y libre. Trabajos en casa. Salir un rato. Leer es