Poesía yo-yo




Lo cierto es que ser y no parecer es un dilema que no solo llena de stickers las combis de Lima -donde se leen otras grandiosidades como "el tonto habla, el inteligente opina, el sabio escucha"- sino el cerebro de las personas. 

Uno por facebook suele ser sobre todo conciencia, pero conciencia subjuntiva, un estado en potencia, un esperpento en suma. 

Por facebook, se percibe una amalgaba de mentes tránsitando, y como el lenguaje que usamos es  mente,  ¡cuántos son lo que son, o cuántos se sueñan frente a los demás? 

De qué forma influye la opinión del otro dentro de mi propia opinión... Es indivisible, como la autoestimado se crea frente a los demás, la identidad no puede ser sino porosa.

Al no tener contacto, nos transmitimos como queremos. El paisaje que miramos es el de nuestro propio espejo. Todo es like y, en todo, eres tú el personaje central. Pero, ojo, transmitirnos como queremos implicar mostrarnos, y mostrarnos es una cuestión que escapa de la figura pública. Y todos, quiéranlo o no, terminan siendo figuras publicas dentro del facebook. Esa es la carnecita del asunto, pasar de ser el jeropa nerd de barrio a ser el curioso muchacho interesado por Naruto y amante de los versos de Benedetti (como uno de mis vecinos) o pasar de ser el sobrino fugitivo a ser el crítico encolerizado que los odia a todos y nos enrostra que a su lado solo somos un anodino gusano.

De quién era el verdadero Vallejo no sabremos nada, solo de sus versos. Si Vallejos tuviera facebook otro sería el cantar.  Entonces, ejercitemos una ecuación: si le cambiamos el nombre y lo traducimos y sigue diciendo algo ya forma parte de una construcción que no es hija de la identidad, que ya guarda ideas previas, sino de la belleza del lenguaje, de una fuerza que deja boquiabiertos los sentidos y es liberadora. Nos recreamos leyendo. Nos recreamos por facebook. Nos creeamos siempre. El yo es una construcción social.  Y aquí quiero conectar -enchufar- con la poesía. 

Dentro del poema hay un dilema que se llama yo poético, coencia, alma, ser, o sea, el quid del verso, pues. No solo es fondo y forma, sino la perspectiva desde donde el mono escritor se ubica para subirse a las letras mayores y ser un engranaje retorcido que ilumina con su telescopio la realidad. De seguro, que muchos apelan a la sinceridad para sofrenar su demonios y otros al artificio.

El yo poético. Hace unas noches le pregunté a una muchacha fatal - con  pisco en una botella de chata de ron en la mano- si cuando escribia era ella misma o se creaba un personaje. 

Esto va, de seguro, contra el secreto profesional, pero me parece que ahora se escribe no para crear un artefacto -conjunto de signos-digamos bello y autónomo, sino para recrearnos dentro del lenguaje y construirnos. Esto pone por delante al artista y deja rezagado al arte. Se busca ser artista, y esto se puede edulcorar de mil maneras, con mil poses y de mil formas, pero el arte sigue una estela distinta. Las libertades del no tener paradigmas, nos enfrentan a recrearlas lateralmente.

Un  crítico sanmarquino hablaba en sus ensayos sobre la generación del 70, y de cómo aquel grupo de poetas rompió a la limeña con el yo poético y se la jugó por el yo de la persona. Y de como la idea de romper con la tradición responde, en últimas, a una etapa de crisis. Y de como se líquido el yo poético, por el yo mismo, y como eso desencadenó en el yo-yo de ahora. Poesía yo-yo.

Todo, claro, dentro de las hipótesis. El arte no es objetivo, está cargado de la convención de la época, y por eso no puede ser medible, ni cuántificable, pero si podemos intuir como se apreciaba y estudiaba en cada etapa, leyendo y cuestionandonos.  

Lo cierto es que, parece, que las nuevas propuestas -que solo tienen el adjetivo por temporalidad- son bastante solípsistas.(1) Dentro de la versión del mundo del solípsismo se afirma que solo la realidad conocida por uno es la verdadera, que solo podemos conocer por nuestra percepción... lo cual no deja de tener sus límites, pero vaya, la poesía actual parece obsesionada en ver la cartografía de su ombligo, y, claro, alguien dirá que todos escriben desde el yo, pero ese YO puede, o tendría que ser mucho más ancho y democrático (no económico) sobre todo, al tener en cuenta, de qué la poesía es una forma de comunicación (Jackobson, lenguaje poético) y entablar comunicación es un fin inmediato. Pero, quizá, ese Yo-yo sea también la respuesta a una época.

Lectores que, hoy por hoy, no existen. Y si nadie mira, todo es permitible. Los que leen poesía son los que escriben poesía y los que reseñan poesía, etc. La mecánica es un círculo cerrado, corremos en un aro metálico como ratas blancas, ratas blancas que persiguen su propio circuito. Como dice el poeta: un vaso de vino donde nadie tiene sed. Y, como se dice, la sed es el primer requisito para tomar agua.  

1. Ejemplo. En Tiempo Suspendido de José Vicente Anaya, leemos:

Me expongo en mi poesía.
Me enseño a los desconocidos.
Y no sé si soy de verdad, o qué,
porque después de darme
en el poema todo.

quedó menos que brizna. Nada.
Profundidad desvanecida. Y temo.
Sin poder escaparme de mi miedo.
Escalofrío. Estoy allí,
incompleto y completo. Demostrado...

( Conciencia + arte )



Comentarios

Entradas populares de este blog

Oscar Málaga y La salvaje melodía del viento y del aire y etc

POEMA de la EMPATÍA

el siguiente verso que escribes para ti y tus semejantes