Absorbo tu cabello de eucalipto, irrumpo en tu pelo de zarzamora y chupo todos tus huesitos. Y este es el tiempo de nosotros. De desayunarnos, almorzarnos y cenarnos nuevamente. Tenemos que engordarnos mucho, hacernos obesos de dicha, esta es la certeza latinoamericana: podemos darle buenos días a la alegría. Defenderla de los latrocinios, y recuperarla como una piñata. Que la navidad sea todos los días, que las vacaciones inicien ahora, porque nuestro cuerpo tiene un solo reloj y una sola vocación. Y este es el tiempo, repito, digo, aunque me salga pus de las orejas, este es el tiempo y es nuestro y obedece a la forma de los ciclos del agua e insiste: no detenernos, no dudar, abrazarnos todo el instante que se pueda, toda la longitud de nosotros es y será la longitud del universo observándose así mismo dentro de nosotros, atisbando la luz, el músculo, el cuerpo de la arquitectura y el pan de la eucarística. Somos, ahora somos y es tiempo de no racionalizar nada, porque s...